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De: "Carlos Alberto Iurchuk" <dragoninvisible@gmail.com>
Título: Boletin - Marzo
Fecha: Tue, 9 Mar 2010 16:32:53 -0300
Para: "Ignacio Darnaude" <ummo@hispavista.com>
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EL FUEGO DEL DRAGON
BOLETIN MENSUAL DE OVNILOGIA
Nº 139 - Marzo de 2010

Editado por Carlos Alberto Iurchuk
La Plata - Argentina
dragoninvisible@gmail.com
"El Dragón Invisible"
http://correo.hispavista.com/Redirect/dragoninvisible.com.ar


Se permite la reproducción parcial o total, por cualquier medio, de los
artículos presentados en este boletín. Si así se hiciere, se agradecerá la
notificación al autor del artículo y al editor del boletín.


Mutilaciones de ganado: B. Ann Slate y la matanza en las praderas

(Segunda parte)

Scott Corrales
Bradford - Estados Unidos
lornis1@earthlink.net

B. Ann Slate colaboraba con Stanton Friedman, el paladín del caso Roswell, y
creía no sólo en la procedencia interplanetaria de los ovnis, sino también
que los alienígenas requerían infusiones de sangre para contrarrestar los
efectos de los viajes espaciales. Esta creencia se fundamentaba en los
hallazgos del personal médico de la NASA, que informaban que los glóbulos
rojos de nuestros astronautas mermaban a consecuencia de la falta de
gravedad en el espacio.
"¿Son suficientemente pequeños los becerros como para ser llevados a bordo
de una nave espacial como fuente de hemoglobina, mientras que la nave se
encuentre dentro de la atmósfera terrestre? Y al culminar la "visita",
¿arrojarán los cadáveres a tierra, devolviendo los especímenes a sus
propietarios?"
Esta conjetura puede ser ofensiva para algunos, principalmente aquellos que
creen que los tripulantes de los maravillosos platillos volantes son
nuestros "hermanos mayores" de cabellera rubia y nombres griegos, y para los
que rechazan de lleno la posibilidad de que el fenómeno de las mutilaciones
de ganado tenga que ver lo más mínimo con extraterrestres. En consonancia
con los cánones del periodismo, Slate presentaba en su trabajo las otras
posibilidades que se sopesaban en aquel momento, sobre todo la más
inquietante: la posibilidad de que la masacre de animales fuese obra del
gobierno federal de los Estados Unidos.
Esta hipótesis estaba siendo cultivada por investigadores como Peter A.
Jordan, cuyas entrevistas con Manuel Gómez, Gabe Valdéz y otro protagonistas
del fenómeno de las mutilaciones han figurado en numerosas revistas y libros
sobre el asunto, y también por Seymour Hersh, de renombre internacional por
haber destapado la masacre de My Lai durante la guerra de Vietnam, lo que le
mereció el premio Pulitzer en 1970.
Hersh estaba convencido de que el ejército estaba utilizando las vacas en el
"midwest" estadounidense con dos fines distintos: para someter a prueba sus
gases paralizantes y otros "agentes nerviosos" con fines bélicos, y tal vez
lo más importante - perfeccionar sus armas láser con fines estratégicos.
"Durante la investigación de un caso de mutilaciones de ganado", prosigue
Slate, "un comisario del estado de Colorado descubrió una mochila militar
con bisturí, guantes quirúrgicos, y el pene de un toro. La suposición fue
que estos materiales fueron depositados deliberadamente para crear
confusión. Tal vez no haya sido así. Tal vez estos implementos representaron
el primer paso hacia la respuesta, aunque nadie lo haya reconocido al
instante.
"El gas nervioso funciona de la siguiente forma. Los músculos voluntarios
caen en un estado de vibración antes de quedar paralizados. Las pupilas, la
vejiga y el canal alimenticio (el canal entre la boca y el ano) se contraen,
se produce la erección del pene, hay secreciones las glándulas lacrimales y
salivarias, y se reduce la palpitación cardiaca. La muerte sobreviene por lo
general debido a la asfixia, motivada por la parálisis de los músculos
respiratorios.
"Resulta curioso entonces que en las mutilaciones de ganado, la mayor parte
de los órganos descritos anteriormente sean los que faltan. ¿Sería posible
que estos especímenes, sometidos a prueba mediante autopsia, revelarían que
se ha realizado una prueba de gas nervioso?
"Y luego tenemos el arma radiactiva más importante del siglo XX - el láser -
cuyas investigaciones permanecen altamente clasificadas. Se sabe que la
unidad de pruebas móviles del Army Missile Command tiene la misión de
"investigar la factibilidad del uso de los láseres en una variedad de fines
militares".
"La revista Aviation Week & Space Technology (Sep. 8 1975) manifiesta: En
semanas recientes, el Army Missile Command ha otorgado contratos para la
investigación de dos aplicaciones de rayo láser - HEMLAW (armas láser
montadas en helicópteros), cuyo contrato fue otorgado a Bell Aerospace, TRW
y Boeing, e INLAW (arma láser de infantería), otorgado a AiResearch, General
Electric y Hughes Aircraft. El Ejército no divulgará mas información sobre
las metas del proyecto, salvo la indicación de que estos estudios forman
parte de sus investigaciones sobre los rayos láser de alga energía".
Los múltiples usos del increíble rayo láser son tema de numerosos artículos
que van desde aplicaciones industriales hasta el uso del rayo láser en
procedimientos médicos que permiten realizar la cirugía sin derramar sangre.
El láser puede cauterizar ulceraciones sangrantes sin abrir la piel
quirúrgicamente, y rebanar cualquier porción de la piel sin desangramiento.
"Las mutilaciones son iguales que el año pasado, pero ahora se llevan
pedazos de piel", declaró el comisario Tex Graves de Sterling, Colorado, en
Octubre de 1976. "Nos dicen que los depredadores tienen la culpa.
¡Depredadores! Bueno, este es mi rancho y estas tierras son de ganadería.
Todo mi personal creció en granjas y en ranchos. Sabemos lo que puede hacer
un depredador. Hemos visto estas mutilaciones y no hay forma [de que sea
obra de depredadores]". El comisario Graves es un policía iracundo que ha
dicho que no declarará ningún caso de mutilación cerrado "hasta que no se
descubran los responsables".
Aunque todos estamos familiarizados de sobra con los láseres, no sólo como
entretenimiento en nuestras discotecas, sino como herramientas en los
quirófanos de hospitales y consultorios privados, o hasta como juguete, este
no era el caso a mediados de los '70. Hasta los rayos láser portátiles, cuya
existencia no fue dada a conocer hasta mediados de los '80, pueden haber
jugado parte en estas mutilaciones, si efectivamente fueron obra del
gobierno.
B. Ann Slate escribiría otros artículos posteriores sobre el tema de las
mutilaciones de ganado, pero ninguno de ellos con la cantidad de información
aportada en este. Su libro sobre el tema, si es que llegó a pensar en reunir
todas sus investigaciones en un sólo volumen, se quedaría en el tintero.

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Entrevista a Moisés Garrido Vázquez

Mirta Cristina Rodríguez Corderí
Buenos Aires - Argentina
mirtacristinarodriguez@gmail.com

Entrevista publicada en: http://correo.hispavista.com/Redirect/dosmentesideaymedia.blogspot.com

MOISÉS GARRIDO VÁZQUEZ (Huelva, 1966) lleva tres décadas investigando los
fenómenos anómalos (espiritismo, parapsicología, ovnis, milagros...). Ha
sido directivo de diversas asociaciones especializadas en el estudio de los
sucesos inexplicados, como el C.E.U.P. (Centro de Estudios Ufológicos y
Parapsicológicos), el G.E.I.F.O. (Grupo Español de Investigación del
Fenómeno Ovni - Delegación de Huelva) y la Sociedad "Andrómeda" de Sevilla.
Fue corresponsal de las extintas revistas especializadas KARMA-7 y ESPACIO Y
TIEMPO. Actualmente publica sus trabajos en MÁS ALLÁ DE LA CIENCIA y
ENIGMAS. Colaborador en prensa y radio. Ha escrito más de 300 artículos y
reportajes periodísticos sobre misterios en general. Autor de los libros "El
negocio de la Virgen" (Nowtilus, 2004) y "El negocio de la fe" (América
Ibérica, 2007). Interesado por las cuestiones científicas, filosóficas y
religiosas crea a principios de 2009 el blog "La Sombra de Chárvaka"
(http://correo.hispavista.com/Redirect/lasombradecharvaka.blogspot.com), un rincón virtual para el debate
crítico sobre estos apasionantes asuntos. Acaba de finalizar un extenso
libro sobre los fenómenos anómalos, exponiendo el resultado de sus
investigaciones y reflexiones.

- ¿Cuál consideras la puerta de entrada o el punto alfa de tus
investigaciones en el mundo del misterio?
- Yo me adentré en el mundo del misterio, como tantos otros investigadores,
a través del espiritismo, y más concretamente a través de la oui-ja. A los
16 años, en el instituto, conocí a Fernando García y Raúl Ortega que fueron
compañeros de clase. Nos aficionamos a las prácticas espiritistas y lo que
comenzó siendo un juego pronto se transformó en una gran curiosidad, en una
necesidad vital de saber si realmente era posible establecer comunicación
con los supuestos espíritus. El tema me lo tomé tan en serio que comencé a
devorar toda la literatura existente sobre espiritismo, como las obras de
Allan Kardec. De la oui-ja pasé a realizar psicofonías, a frecuentar
sesiones con médiums, a cartearme con otros interesados, a afiliarme a
grupos de temáticas espiritistas y esotéricas... Casi sin darme cuenta, me
fui metiendo en el mundo de lo inexplicable, estudiando parapsicología.
Con el paso de los años, dejé de creer en la comunicación con los muertos,
pero aquello fue mi bautismo de fuego. Y si hoy estoy aquí, consagrado a
estos temas, se lo debo a todo lo que viví en aquella inolvidable etapa
adolescente de mi vida, en la que el espiritismo significó tanto y en la que
todo lo vivía con gran entusiasmo. No obstante, ya en mí existía plantada
una semilla. Recuerdo que desde pequeño me interesaba más observar el cielo,
filosofar sobre la vida y la muerte, ver los programas de Jiménez del Oso en
televisión y leer libros sobre la prehistoria y sobre el cosmos, que
entretenerme en dar patadas a un balón. Desde muy temprana edad llevaba un
filósofo en mi interior y es normal que al descubrir el fascinante mundo de
los enigmas me metiera de cabeza en él. Aquello, de algún modo, dio sentido
a mi existencia.
- De los diversos campos disciplinarios que abarcas, ¿cuál es el que te
fascina o te atrae más y por qué?
- Para una mente inquieta como la mía, todos. Es más, yo observo que todo
está interrelacionado y no me es posible hacer distinción. Ya sabes que mis
temas fuertes han sido la parapsicología y la ufología. Sin embargo, en los
años noventa del pasado siglo fui en España uno de los impulsores de la
"paraufología", siguiendo la estela de Ignacio Darnaude y José Mª
Casas-Huguet. Se trata de una disciplina a caballo entre lo paranormal y los
OVNIs, según la cual las experiencias ufológicas vienen acompañadas muchas
veces de elementos parapsicológicos. Los testigos OVNIs, sobre todo de
encuentros cercanos, suelen desarrollar ciertas facultades psi o ya las
tenían previamente. Los OVNIs como despertador de la conciencia. Por tanto,
estamos ante piezas de un mismo puzzle. Me interesa lo paranormal, los
ovnis. pero también la cosmología, la neurociencia, la física teórica, la
psicología transpersonal, la filosofía. Si tienes un verdadero afán de
conocimiento, como ocurre en mi caso, necesariamente te tienes que sentir
atraído por todo aquello que arroje luz sobre los misterios del Cosmos y del
Hombre, que de alguna manera lo abarcan todo. Un tema te lleva
obligatoriamente a otro. El camino es largo y con muchas bifurcaciones. Bien
es cierto que por el camino vas dejando cosas. Ya las prácticas espiritistas
no me interesan nada. Pero creo que quien se adentra en estos temas debe
tocar todos los palos, interesándose por el estudio y la investigación de un
sinfín de asuntos. A la larga, esa experiencia acumulada te vale de mucho,
siempre y cuando te enriquezcas intelectualmente y adquieras un buen nivel
de conocimientos científicos y psicológicos.
- ¿Qué queda del adolescente que jugaba con la oui-ja? Cuéntame de tus
sueños e ilusiones en esa época.
- De alguna manera ya te lo he respondido anteriormente. Aquellas primeras
incursiones en el mundo del misterio las vivía con tremenda pasión, con
curiosidad, con asombro, con miedo en ocasiones ante lo desconocido, porque
a veces ocurrían cosas que escapaban a nuestro control. A pesar de mi actual
escepticismo, sigo manteniendo una gran pasión a la hora de explorar el
misterio. Continúa siendo el epicentro de mi vida y, como siempre, suelo
sacrificar otras cosas, como ratos de ocio, para que nada obstaculice el
objetivo que me he marcado en la vida, pues no existe nada que me llene
tanto. Sigo también escribiendo sobre estos temas en revistas
especializadas. Además, he finalizado recientemente un libro dedicado a los
fenómenos anómalos en general, dando buena cuenta de casos, hipótesis, etc.
Condensando en dicha obra mis ideas, mis reflexiones, mis investigaciones.
El hecho de que actualmente enfoque estos temas desde un punto de vista más
crítico que antes, resultado lógico de los conocimientos que uno va
adquiriendo durante el transcurso del tiempo y de las conclusiones de las
propias investigaciones, no significa que mi interés haya disminuido.
Posiblemente, hoy me centre más en la filosofía que en la parapsicología, en
las obras de Jung que en las del doctor Rhine, en los libros de física
teórica que en los de OVNIs, pero como te dije antes, todo conocimiento
adquirido sobre otras materias al final me sirve de excelente complemento
para aplicarlo luego al terreno de los fenómenos anómalos, en el que sigo
investigando cuando me llegan casos con un alto índice de extrañeza, pues
soy mucho más exigente en ese sentido. De hecho, la mayoría de estudiosos
adolecen de una buena base filosófica y científica. A estas alturas, hacen
falta más pensadores y mentes científicas que meros recopiladores de casos y
gente que se entretiene en buscar fantasmas en cementerios, pues al final no
saben qué hacer con el material recogido, que por otro lado casi siempre
suele ser insignificante, ya que, desgraciadamente, la mayoría de los que se
adentran en estas temáticas pecan de excesiva credulidad y cualquier mínima
cosa, un simple reflejo de luz, la convierten en una gran prueba paranormal.
Precisamente, en cuanto a creencias e ingenuidad queda muy poco de aquel
adolescente atraído por el espiritismo, el esoterismo, la Misión Rama, etc.
La madurez que dan los años, el cúmulo de estudios e investigaciones y el
descubrimiento de tantísimos fraudes -la asignatura pendiente del mundo del
misterio-, me han conducido necesariamente hacia un sano escepticismo.
- ¿Qué extrañas del Moisés que sostenía la "Hipótesis Extraterrestre"? ¿Qué
le dirías hoy?
- No extraño nada de aquél Moisés y le diría simplemente que le faltaba
información. Cuando profundizamos en el tema OVNI, cuando analizamos a fondo
la casuística, cuando manejamos otras hipótesis y tenemos conciencia de lo
que significa desde un punto de vista astronáutico -que no astronómico,
porque estoy convencido de que existe vida en otros mundos- una eventual
visita de seres procedentes de otros planetas -con todo lo que ello
conllevaría a escala mundial-, la HET se cae por su propio peso. La sociedad
se plantea el tema OVNI desde dos posturas abiertamente enfrentadas: o
existen o no existen. Y si existen son de otro planeta. Eso es todo. Y así
también enfoqué el problema cuando comencé a estudiarlo, influido qué duda
cabe por la literatura pro-HET de la época. Luego fui observando que el
asunto es más complejo y que tiene elementos arquetípicos, oníricos,
absurdos. Los abducidos parecen protagonizar más bien una especie de "estado
alterado de conciencia". Podríamos estar hablando de visiones relacionadas
con la epilepsia del lóbulo temporal. La apariencia de los ufonautas, de
acuerdo a las descripciones de los testigos, es sospechosamente humana.
Hasta respiran nuestra atmósfera y se comunican fácilmente con nosotros.
Creo que proyectamos en ellos una visión futurista de nosotros mismos.
Algunos nos traen mensajes redentores y otros nos secuestran. Unos tienen
rasgos angelicales y otros demoníacos. El interior de las naves nos recuerda
el aspecto de un quirófano. Incluso el instrumental que emplean es similar.
Hay muchos elementos propios de la ciencia-ficción, que planteaba estas
mismas cuestiones décadas antes de que floreciera el tema OVNI a mitad del
siglo XX. Muchos relatos ufológicos nos recuerdan antiguas crónicas sobre
duendes, hadas, íncubos, etc. A eso hay que añadirle, como ya señalé antes,
las implicaciones paranormales que presentan algunos casos. Yo creo que
estamos ante algo parafísico o, más bien, ante un mito tremendamente
complejo que se reactualiza por épocas. Sea lo que sea, me parece que el
factor humano es el epicentro de estas historias, no las presuntas naves
avistadas. El testigo no es algo independiente del fenómeno observado. Jung
ya tuvo en cuenta estos elementos, considerando que los OVNIs son de
naturaleza psicoide, con una gran carga emocional detrás. Cuando tomé
conciencia de todo ello, fue cuando dejé de defender la HET, considerándola
inviable, aparte de la falta de pruebas concluyentes sobre la misma, después
de sesenta años de investigación ufológica. Por eso hoy considero
fundamental enfocar el tema OVNI desde planteamientos psicosociológicos, por
mucho que nos pese, aunque mantengamos la posibilidad de que exista un
estímulo externo real. En ese sentido, me merece mucho respeto la escuela
francesa, con ufólogos escépticos como Monnerie, Pinvidic y Maugé a la
cabeza.
- ¿Has pasado alguna "noche oscura del alma"?
- Pues sí. ¿Y quién no? Estos temas suponen bastante sacrificio, aunque por
otro lado te den mucha satisfacción y te enriquezcan intelectualmente,
muchísimo más que lo que puedas aprender en una carrera universitaria. Te
dedicas en cuerpo y alma, es una entrega total, vives por y para el tema,
que no del tema. Lees un montón, conoces a mucha gente, no paras de
estudiar, de robar horas de sueño. Llega un momento en que necesitas parar,
descansar. Cuando estás harto de descubrir fraudes, de no encontrar
evidencias incuestionables, de toparte con tantos crédulos y sinvergüenzas,
se te pasa por la cabeza tirar la toalla. Olvidarte por un tiempo de estos
temas o verlos desde fuera, no implicándote tanto. Una de esas "noches
oscuras" la atravesé hace cinco años. Poco después de salir a la luz mi
libro "El negocio de la Virgen", donde daba buena cuenta de los montajes
aparicionistas. Coincidió con el replanteamiento de mi agnosticismo que
derivó finalmente en mi actual ateísmo, con un resquebrajamiento de muchas
de mis antiguas ideas y creencias. Fue un período de bastante reflexión
interior, de constante estudio filosófico y científico. Puse sobre la mesa
aquellas ideas que uno defiende por inercia respecto a lo paranormal y los
OVNIs, y me di cuenta de que se fundamentaban más en creencias que en
evidencias. Hice un examen de aquellas hipótesis más defendidas por los
ufólogos y parapsicólogos, descubriendo que son precisamente las que
contienen más referentes animistas. Eso me hizo pensar que normalmente no
interesa enfocar esos temas desde una vertiente científica, sino
cuasi-religiosa. Mucha gente se acerca a la parapsicología no con un afán
científico, sino con la imperiosa necesidad de encontrar supuestas
evidencias de una vida post-mortem, de la existencia de algo trascendental.
Pero luego no investigan. Se instalan cómodamente en estos temas y punto. Lo
paranormal lo convierten en una especie de sucedáneo religioso. El tema OVNI
igual. Ya sabes cuánta gente se identifica con el mensaje contactista. No
les interesa averiguar qué son los OVNIs. Ya los tienen de sobra
identificados. Son ni más ni menos que nuestros "Hermanos Cósmicos" que
vienen a echarnos una mano. Lástima que nunca estén donde más se le
necesitan, como por ejemplo, en Haití o en Chile. Los extraterrestres son
los nuevos dioses de Acuario. Hay una gran carga milenarista y mesiánica
detrás del fenómeno OVNI. Por estas y otras razones, uno decide en algún
momento dejar estos temas, porque crees que de nada sirve enfocarlos
racionalmente. La gente seguirá confundiendo deseo con realidad. No
obstante, resulta difícil dejarlos para siempre. Te tomas cierto descanso,
pero al final, vuelves aunque te hayas vuelto escéptico. Te das cuenta de
que puedes seguir aportando mucho, aunque ya no te identifiques con la
corriente ortodoxa o crédula. Esto lo llevamos grabado a fuego en lo más
profundo de nuestro ser. Es un contrato vitalicio. No hay nada que me llene
más en la vida. Cada uno está llamado para hacer algo. Y mi vida no la
entiendo sin el misterio.
- ¿Cómo pasaste de la creencia al agnosticismo y de éste al ateísmo? Explica
los estados emocionales asociados a esa transformación en ti.
- Quizá sea la pregunta más difícil de responder, porque son procesos muy
personales, de reflexión interior y que ni siquiera compartes con tu
familia. Nunca he sido especialmente una persona de fe, sino más bien de
profundas dudas. En todo caso, creía en un Dios como el que planteaba el
filósofo Spinoza. Una especie de panteísmo, una Inteligencia Cósmica que
impregna el Universo y la Vida, la Naturaleza en su conjunto. Ya sabes,
aquello de "Deus sive Natura". Desde que tuve uso de razón, no me convenció
el Dios de la revelación que nos presentan religiones como la
judeocristiana. El Yahvé bíblico me parecía un impresentable y no podía
entender que la gente creyera en un ser tan cruel y perverso, creado más
bien a imagen y semejanza nuestra. Por otro lado, la existencia del mal en
el mundo me ha hecho dudar siempre de la existencia de un Dios todopoderoso
y misericordioso. Luego, la falta de evidencias. Es más, la fe es contraria
a la razón, por mucho que ciertos teólogos sesudos digan lo contrario y
saquen a colación la tan manida escolástica. El conocimiento siempre me
atrajo más que la fe. Pronto reconocí que la idea de Dios no se sustentaba
sobre nada sólido, sino que pertenece al reino de la imaginación. No hay más
que ver los débiles argumentos de los creacionistas. A Dios no lo mató
Nietzsche, lo mató Darwin con su magistral teoría de la evolución. No
obstante, de cara a la galería, me definía como agnóstico, aunque en lo más
profundo de mi ser la idea de Dios me parecía tan absurda como ridícula.
Conforme me aproximaba a las ideas científicas rechazaba más la idea de
Dios. Las experiencias visionarias, los estados místicos, la devoción
religiosa. Todo eso tiene explicación racional. La fe se hereda
culturalmente, es algo que nos inyectan desde pequeño, no es ningún don
divino. Hoy, la neurología estudia las estructuras cerebrales que potencian
las experiencias místicas e incluso la fe religiosa. Estoy cada vez más
convencido de que la fe ha servido como mecanismo de defensa para mitigar el
temor a la muerte. Nos angustia la idea de que algún día desapareceremos
para siempre. La religión cumple, por tanto, una función consoladora. De ahí
que el sentimiento religioso, que comenzó a aflorar en el Hombre de
Neanderthal con el pensamiento mágico, esté tan arraigado en la naturaleza
humana, formando ya parte de la evolución cognitiva. ¡Cuánta razón tenía el
filósofo Lucrecio al decir que "el miedo engendra dioses"!... Por eso, a los
creyentes les cabrea tanto que algunos hablemos abiertamente de ateísmo y no
seamos temerosos de Dios como lo son ellos. Se sienten ofendidos. A los
ateos, en cambio, nos ofenden las barbaridades que se siguen diciendo y
cometiendo en nombre de Dios. Las religiones no han hecho de este mundo un
lugar más habitable. Al contrario, han potenciado la división entre los
hombres. Además, son intolerantes, dogmáticas, misóginas.
De todos modos, mi crítica a la religión y a la idea de Dios la fundamento,
principalmente, desde mi defensa del materialismo filosófico. Por tanto, mi
ateísmo guarda más relación con el defendido por ciertos filósofos de la
Ilustración, como el Barón D'Holbach por ejemplo, que el que pueda derivarse
desde planteamientos psicológicos y sociológicos. De todo ello doy buena
cuenta en mi blog "La Sombra de Chárvaka" donde desarrollo ampliamente el
tema, especialmente en mi polémico artículo "La nociva droga de la fe", que
ya vio la luz en el nº 59 de la revista virtual "El Ojo Crítico".
Cuando por fin me dije que ya era hora de definirme ateo, pues llevaba años
pensando como tal, actué consecuentemente, primero realizando mi apostasía
de forma oficial, siéndome concedida por el Obispado de mi ciudad en mayo de
2008, tras meses de papeleos. Y segundo, confesándolo abiertamente y con
total libertad, máxime tras ver la intolerancia de los creyentes cuando el
biólogo y ateo Richard Dawkins promocionó la campaña de los buses ateos. Ahí
me dije que los ateos teníamos ya que defender nuestra postura sin temor al
qué dirán, y más en un estado aconfesional como España, tan impregnado aún
de referentes católicos a causa de su pasado histórico. Fruto de esa
motivación fue crear mi propio blog ateísta. Y al que no le guste mi forma
de pensar, pues ya sabe lo que tiene que hacer: no leerme y encomendarse a
su Dios imaginario para que le libre de "almas condenadas" como la mía. Como
bien sabemos, amiga Mirta, creer es más fácil que pensar, por eso hay tantos
creyentes.
- ¿Cómo es el escepticismo que practicas?
- Sigo fielmente el axioma del desaparecido ufólogo francés Aimé Michel:
"Tener la mente abierta, estudiarlo todo y no creer en nada". El
escepticismo que practico no tiene nada que ver con ese escepticismo
militante radical que defienden ciertos grupos anti-paranormal como el que
existe en España, con cuya línea sectaria y difamatoria no me identifico lo
más mínimo. Escéptico es aquél que duda, no el que niega lo paranormal a
priori. Yo defiendo la parapsicología seria, científica, la que desde Rhine
se ha realizado en laboratorios, bajo un prisma experimental. Lo mismo que
digo una cosa, digo otra: estoy convencido de la realidad de la ESP
(Percepción Extrasensorial). Creo que se han acumulado suficientes
evidencias para defender que, bajo determinadas circunstancias, se pueden
producir fenómenos como la telepatía, la clarividencia o la precognición. Yo
he recogido testimonios de primera mano que me merecen total credibilidad. Y
no hay que hurgar en teorías animistas para explicar esos extraordinarios
fenómenos. Así pues, los hechos no los niego. Cuestiono, eso sí, la
interpretación que dan ciertos parapsicólogos de tendencia
trascendentalista. Si es una cualidad especial del psiquismo humano, la
neurociencia tendrá algún día la última palabra. Recordemos, además, que la
parapsicología fue aceptada como disciplina científica en 1969, cuando la
"Parapsychological Association" fue admitida en el seno de la "Asociación
Americana para el Avance de las Ciencias", gracias al apoyo de una gran
mujer: la antropóloga Margaret Mead. Al cumplirse el pasado año el 40º
aniversario de esa fecha, escribí un amplio dossier para la revista "Más
Allá de la Ciencia" donde daba cumplida cuenta de los éxitos y fracasos de
la investigación parapsicológica en estas cuatro décadas. Por cierto, para
dicho reportaje entrevisté a un gran parapsicólogo que tenéis en Argentina,
el amigo Alejandro Parra, cuyo Instituto de Psicología Paranormal es todo un
ejemplo de seriedad y rigor.
Creo, Mirta, que la parapsicología tiene que seguir adelante en su ardua y
poco reconocida labor, esquivando obstáculos, pero necesita el apoyo de la
ciencia, no su rechazo. Afortunadamente, hay físicos como el premio Nobel
Brian Josephson que se están interesando por lo paranormal, a raíz de sus
incursiones en el no menos anómalo mundo de las partículas subatómicas, que
como sabemos no se rigen por leyes causales sino probabilísticas. Pero ya
sabes que personas como él, o como el biólogo Rupert Sheldrake que también
estudia la ESP, son rechazados por la comunidad científica. Mientras no
cambie el paradigma vigente, la parapsicología seguirá siendo muy
cuestionada por el establishment científico.
En fin, lo único que te puedo decir es que quien practica un sano
escepticismo, como es mi caso, seguirá amando el misterio, navegando en sus
aguas por muy turbias que estén y llevándose bien con la gente del mundillo.
Los detractores son los que no aman el misterio. Al contrario, lo
desprecian. Se mofan de los investigadores y de los testigos. Así pues, es
importante diferenciar al escéptico del detractor. Pero hay que decir
también que amar el misterio no significa caer en la credulidad. Hay que
erradicar la superchería. Es la duda la que debe guiar a todo buen buscador
de la verdad. Y si por el camino nos encontramos con respuestas que no
esperábamos, si verdaderamente somos honestos, debemos aceptarlas y dejar a
un lado nuestros prejuicios, por mucho que nos cueste. Muchas de las ideas y
creencias que yo sostenía hace años se han ido quedando por el camino. Si me
he vuelto escéptico en ciertos asuntos no es por gusto, sino porque forma
parte de mi evolución intelectual y del proceso desmitificador que he
considerado oportuno realizar, para separar la paja del trigo. Si no
actuásemos así ante fenómenos tan escurridizos como los que estudia la
parapsicología, poco avanzaremos. Entonces no estaríamos en disposición de
exigir a los hombres de ciencia que se interesen por una disciplina que ni
nosotros respetamos.
- ¿A qué escéptico admiras o tienes por referente o simplemente lees?
- En España admiro, tengo por referente y leo a Gonzalo Puente Ojea. Me
parece uno de los pensadores más brillantes que tenemos. De una erudición y
de una solidez argumental impresionantes. Libros como "El mito del alma",
"Vivir en la realidad" o "Elogios del ateísmo" son extraordinarios. Aunque
se ha centrado sobre todo en el estudio crítico de las religiones, siguiendo
fielmente la línea estructurada por el brillante antropólogo Edward B.
Tylor, artífice de la teoría animista para explicar el origen del
sentimiento religioso en el humano primitivo, sus fundamentos filosóficos y
científicos, así como su irrebatible deconstrucción de la falacia animista,
sirven perfectamente para aplicarlos a los erróneos sistemas de creencias
que parten de los presupuestos paranormales y ufológicos, cuyos hechos
pueden deberse a muchas causas, pero no necesariamente a causas que se
hallen en otro nivel ontológico. Es una falacia afirmar que los fenómenos
psi demuestran la existencia del alma humana. Seguimos aferrados a ese
trasnochado y ficticio dualismo alma-cuerpo, propio del pensamiento
animista. Reconozco que es una lectura muy densa, demasiado compleja y, por
tanto, no destinada a un público profano en tales materias, pero bien merece
la pena aproximarse a la obra de Puente Ojea. Luego ya daría el salto a
especialistas extranjeros. Mis autores escépticos favoritos son: Richard
Dawkins, Robert Sheaffer, Carl Sagan, Michael Shermer, Sam Harris, Daniel C.
Dennett, Wendy Kaminer, Martin Gardner, Wiktor Stoczkowski. A la mayoría de
estudiosos del misterio muchos de estos autores ni les sonarán. Es
lamentable que sólo conozcan la literatura crédula, la que añade más
misterio a los misterios, y no la escéptica, la que trata de resolverlos a
la luz de la razón, desde un prisma científico. Todavía hay muchos ilusos
leyendo a Däniken y a otros fabuladores similares a estas alturas del siglo
XXI. Así andamos.
- ¿Es más fácil creer o descreer?
- Sin duda alguna, creer. Es de las primeras cosas que se nos inculca en
nuestra infancia. Se nos adoctrina en edades tempranas porque somos más
vulnerables. Nos hablan de Dios, de los ángeles, del cielo, del infierno y
de los milagros con una naturalidad pasmosa. No nos potencian a pensar, sino
a creer. Rezamos de forma automática sin saber muy bien qué decimos y si
alguien nos escucha. Incluso se nos bautiza sin esperar a que tengamos uso
de razón para tomar una decisión propia. Simplemente es algo que marca la
sociedad, es una cuestión considerada sagrada y, por tanto, no puede
cuestionarse. Aunque las sociedades modernas, al menos en occidente, se han
secularizado, las tradiciones religiosas siguen ejerciendo una poderosa
influencia en el sujeto desde que es pequeño, en el seno de su familia.
Luego resulta difícil desprenderse de esos malos hábitos adquiridos. Y van
transmitiéndose de una generación a otra. No me extraña que Dawkins hable de
"memes religiosos". Incluso hay mucha gente creyente con una buena formación
cultural. Aún así, jamás se han parado a replantearse si sus creencias
religiosas tienen algún fundamento. Sigue la tendencia general y se deja
llevar. Por eso, los ateos somos observados como "bichos raros", aún hoy,
cuando ni los propios creyentes son consecuentes con su fe, pues muy pocos
siguen los preceptos marcados por su religión. Viven como ateos, ¡pero
quieren seguir afirmando que son creyentes! Supongo que por guardar la
esperanza en una vida eterna. Hasta ese punto actúa esa droga llamada "fe",
que hace perder totalmente el sentido común. Como bien decía Nietzsche: "el
último cristiano murió en la cruz". Conozco a pocos creyentes que realmente
sean buenas personas por culpa de su religión. Si son buenas personas, lo
serían también si fuesen ateos. Uno no se convierte en peor persona por
dejar de creer en Dios, como algún ingenuo piensa todavía. La moral no nace
de la religión. En cambio, hay buenas personas que su religión las convierte
en criminales. Les hace ver el mundo dividido entre fieles e infieles, entre
personas que siguen a Dios y personas que siguen al diablo. Con esas
peligrosas ideas en la mente, es muy fácil cometer cualquier atrocidad.
Recordemos lo que pasó el 11-S, por ejemplo. Estoy seguro que los
terroristas suicidas que matan en nombre de Dios no habrían asesinado si la
fe ciega no hubiese castrado su mente racional. Por eso no creo que la
Biblia o el Corán sean libros adecuados para dejar al alcance de un niño.
Llegar al ateísmo requiere, por tanto, un gran esfuerzo intelectual, una
independencia mental y una profunda reflexión sobre las ideas y creencias
que heredamos culturalmente. Y pocos se atreven a dar ese crucial paso en
sus vidas.
- Aún así, ¿has sentido alguna vez nostalgia de creer en algo?
- Me gustaría creer en la bondad del ser humano, te juro que lo intento,
pero cada vez me cuesta más. Pero bueno, si te refieres a algo sobrenatural,
la verdad es que no. Ya creí en su día en muchas cuestiones esotéricas,
espiritistas, en la vida post-mortem, en el alma, en la reencarnación. Pero
todo eso, como te digo, se fue perdiendo por el camino y ahora me desplazo
con más soltura, sin tanto peso sobre las espaldas. Dice el filósofo ateo
André Comte-Sponville: "¡Qué libertad! Desde que soy ateo, tengo la
sensación de que vivo mejor: más lúcidamente, más libremente, más
intensamente". Eso mismo me ocurre a mí. Hoy, me preocupan más las cosas de
este mundo, con sus virtudes y sus miserias. Me interesa el ser humano, no
los hipotéticos seres de otros mundos, ya sean físicos o etéreos. Sé que no
hay vida más allá de la muerte. Te aseguro que se vive mejor sin creencias y
asumiendo nuestra finitud. Vivo más el aquí y el ahora porque sé que esta
vida es la única oportunidad que tengo. Siento, eso sí, no haber pensado de
este modo hace muchos años, pues así hubiera abandonado mucho antes las
absurdas creencias que defendí en su momento y que me distraían de muchas
otras cuestiones más fascinantes dentro del estudio de los enigmas, pero
bueno, son etapas en la vida y todo sirve en algún momento de algo. Lo malo
es irte a la tumba con las mismas supersticiones, creencias e ideas
irracionales que adquieres en la infancia y en la adolescencia.
- Soy consciente que te voy a hacer una pregunta difícil, que la mayoría de
gente evade contestar ya sea fingiendo total satisfacción o acudiendo a
respuestas elípticas o asépticas, aquí va: ¿la vida te ha dejado
medianamente satisfecho o te gustaría que algo en tu pasado hubiera sido
diferente?
- Una sola cosa me gustaría que no hubiera ocurrido en mi pasado: la muerte
tan trágica de mi madre cuando tenía 48 años. Precisamente hacemos esta
entrevista un 1º de marzo, cuando se cumple exactamente 24 años de su
muerte. Aquello fue una tragedia para mi familia. Afortunadamente, lo
superamos con el paso del tiempo. Por lo demás, la vida me ha dejado muy
satisfecho. No suelo quejarme, máxime viendo lo mal que lo pasan tantísimos
seres humanos que no tienen nada que llevarse a la boca, que viven en medio
de conflictos bélicos o que han sido víctimas de catástrofes naturales.
Viendo tragedias como las ocurridas en Haití o en Chile, jamás me atrevería
a decir que la vida no me ha dejado satisfecho. Por otro lado, soy un
defensor acérrimo de las libertades y, en ese sentido, he hecho lo que he
querido sin dar cuentas a nadie. He disfrutado de la vida con moderación, mi
único vicio ha sido la lectura (jamás he fumado ni he bebido alcohol, lo
cual celebro), tengo buena salud, tengo una familia estupenda, por mi vida
se han cruzado mujeres extraordinarias -aunque se han quejado siempre del
tiempo que dedico a estos temas-, tengo buenos amigos con los que comparto
mis inquietudes -en eso del ateísmo, sin embargo, me encuentro más bien
solo- y me he dedicado a lo que me apasiona. El haberme interesado por los
enigmas me ha enriquecido mucho mi vida a nivel intelectual y humano. He
podido entablar amistad con eminentes investigadores del mundo del misterio
como Jiménez del Oso o Antonio Ribera, que ya no están entre nosotros. Y con
gente del campo de la ciencia, como el reputado astrofísico Juan Pérez
Mercader, todo un sabio. ¿Cómo puedo quejarme, amiga Mirta?...
- Tu libro "El negocio de la Virgen", ¿te ha dado satisfacciones?...
- Muchas. En principio, porque nunca pensé que sería capaz de escribir un
libro, a pesar de tantísimos artículos que escribo. Eso era impensable para
mí, hasta que me puse y lo hice. Otra de las satisfacciones es que me lo
publicó Jiménez del Oso en una colección de libros dirigida por él. El
prólogo fue suyo además. Y otra enorme satisfacción es que el libro haya
servido a tanta gente para darse cuenta de las tramas económicas y sectarias
que se esconden detrás de las apariciones marianas. Si mis investigaciones
han valido para advertir a la gente del peligro que subyace detrás de estos
aparentemente inofensivos movimientos de piedad popular, me doy por
satisfecho. Sé que el libro ha molestado a ciertas personas vinculadas con
la Iglesia y con el mundo mariano con los que me unía cierta amistad, pero
lo lamento mucho, son los resultados de mis investigaciones y lo que plasmo
ahí es lo que he descubierto. Digo como Aristóteles: "Soy amigo de Platón,
pero más amigo de la verdad". Contra los hechos no valen argumentos. Hay
creyentes que aunque le pongas delante las pruebas del fraude, no querrán
admitirlas jamás. Prefieren seguir anteponiendo la fe a la razón. Lo siento
por ellos. Sin embargo, he recibido cartas de muchos creyentes, personas de
profunda fe cristiana, agradeciéndome el haber escrito ese libro, pues
creían que todo lo que se mueve en torno a las apariciones marianas era
auténtico. Casi todo lo que se escribe sobre las apariciones de la Virgen se
hace desde una óptica piadosa. Así pues, mi libro tiene la peculiaridad de
haberse hecho desde una vertiente periodística, de investigación "in situ",
de estar entre los videntes y los promotores del movimiento aparicionista,
de entrevistar a los implicados. Sacar a la luz lo que se esconde detrás de
esos grupos integristas, exponer las diversas hipótesis para explicar los
supuestos milagros y revelar datos inéditos de los casos aparicionistas más
importantes de todo el mundo, supone un arduo trabajo, pero muy gratificante
a la vez. Y la verdad es que mi libro ha tenido una gran acogida. Hace seis
años que se publicó y aún recibo emails de gente que lo sigue leyendo y
asombrándose de todo lo que ahí revelo.
- Para terminar, ¿qué te sugieren los siguientes nombres?:
- Carl Jung: un importantísimo faro en mi particular recorrido por el
misterio. Y no fue ateo precisamente. Tras leer a Jung, para mí el tema OVNI
ya no volvió a ser el que era. Ni yo tampoco.
- Carl Sagan: otro importante faro en mi interés por la ciencia y el
pensamiento escéptico. No leer su obra póstuma "El mundo y sus demonios" es
imperdonable.
- Jiménez del Oso: los enigmas sin él no hubiesen sido lo mismo. A todos nos
fascinó su programa "Más Allá". Marcó una época. Le agradeceré siempre toda
la confianza que depositó en mí, como corresponsal de sus revistas.
- Ignacio Darnaude: maestro, filósofo, amigo, confidente. Una de las mejores
personas que he conocido en mi vida, por no decir la mejor. Sí, es la mejor,
porque encima no me reprocha mi ateísmo. Él, que tanto ha escrito sobre la
Causa Primera.
- Raúl Ortega Librero: hermano del alma. Aunque discrepemos en ciertos
puntos, sabe que recorremos el mismo camino. Rara vez pasa más de una semana
sin que nos reunamos para hablar de lo humano, de lo junguiano y. de las
mujeres. Y últimamente también de la música, pues otra vez está tocando la
batería.
- Manuel Carballal: no sé si está loco, pero es el investigador más
atrevido, valiente y tenaz que conozco. Nos une una buena amistad desde hace
un montón de años, a pesar de la distancia. Le tengo una profunda
admiración.
- Conocimiento: es lo que más me satisface en la vida. Es mi constante
búsqueda.
- Ateísmo: mi actual filosofía de vida. Fuera fideísmos. Y no pienso cambiar
mientras Dios no se me manifieste para decirme que estoy equivocado, jaja.
- Escepticismo: tan necesario como seguir la acertada máxima de Kant: "Ten
el valor de servirte de tu propia razón". Razón y escepticismo van unidos.
- Tánatos: despedida y cierre. Ahí se termina para siempre jamás esta
maravillosa experiencia que es la vida. Aprovechémosla sabiamente. No hay
otra oportunidad.

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